Un sonido salvaje
desprendido por el ser más racional.
Desde la impotencia.
La debilidad.
el llanto.
El deseo de imponer la fuerza.
De ilusos.
Un sonido que viaja por el aire,
sin encontrar ningun receptor.
Nadie acepta un grito.
Y con toda la razón del mundo.
El grito quiere debilitar la tranquilidad.
Quiere hacer sangrar la vida.
Viaja,
vaga,
flota,
y se destruye en la estupidez del emisor.
No se ha conseguido nada con gritos.
Pero es el último recurso de todos.
El alma se asoma al mundo real,
pero se da cuenta y vuelve con nosotros.
Gritar.
¿Deberia?
1 comentario:
¿Sabias que tambien se puede gritar de alegría? Sonrie un poco más anda y no grites tanto, que no vale la pena.
Muaaak!
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