lunes, abril 18, 2005

Muchas son las cosas que, por responder en nombre de la moral, adulterada por cada uno de nuestros corazones, o por creernos poseedores de una ideoligía utópica, nos hacen mostrar nuestro desacuerdo, odio y reivindicación.

Líderes de superpotencias, teóricos, integristas de religiones de toda índole, ayatolás, el Papa, líderes de grandes corporaciones, lobys, agentes anónimos, conspiradores, empresarios, radicales... agentes que en mayor o menor medida, segun cada uno de nosotros, son los pilares del ciclo de rasgos apocalípticos que asolan nuestra paz.

Jamás negaré que nos encontramos en un mundo con celulas malignas.

Pero tampoco negaré que ojala solo fuera por los agentes antes citados.

El destino no existe. El mundo, la vida, se rige por los estratos derivados de los muchos factores que nuestra mente es capaz de generar. El poder de la humanidad es ilimitado en unidad y en colectividad. El poder del ser humano es mayor que la maldición que nos cae ya antes de nacer. Un poder maldito que nació de la propia naturaleza, pero que se mantiene con nuestro miedo. Una pieza clave para que el mundo avance, en uno u otro signo, en positivo o en negativo, hermanado con el poder del hombre.

Ese caballero implacable es el Tiempo.

Y la Humanidad esta siendo mas poderosa que él. Los resultados distan mucho de materializarse. Pero la esencia de nuestro poder ya hace que el Tiempo empiece a latir mas fuerte, a ahogarse.

El tiempo es implacable, nos maldice con su magia y nos daña de una manera mucho más potente que el mero hecho de que nos pudra la carne. Se alía con nuestra ignorancia y nos sume en el miedo a la muerte, nos precipita a vivir cn los ojos fijos en el horizonte, hace que pilares de nuestra alma desaparezcan. El Tiempo blande su espada y nos perfora el Alma.

Pero la humanidad esta forjando un arma capaz de destrozar el inigualable poder del auténtico demonio que envenena nuestro bienhacer, nuestra moral. La humanidad esta aprendiendo a no sentir lo que el Tiempo sólo nos sabe dar.

La Humanidad se quiere fortalecer a partir del dolor.

Las guerras -por poner un ejemplo-responden a fines muy concretos que la sociedad no dista mucho de conocer. Nuestras teorías conspiratorias, de las medias verdades, de los intereses ocultos, es muy cierta. La autodestrucción del hombre responde a deseos muy concretos, pero el conjunto forma parte del instinto de supervivencia de la Humanidad. Si nos destruimos, nos haremos mas fuertes. Si cumplimos nuestros deseos sin otorgar importancia a los demas, nuestro corazón vivirá implcabale toda la eternidad.

La Humanidad tiene instinto, pero no mente. Cada uno de nosotros razona, pero nuestro conjunto no, y reaccionamos ante el miedo al Tiempo dando demasiado poder a un demonio mayor:La Humanidad. Esto nos convirte en simples agentes de lo mas brutal de nuestra existencia. Somos simples agentes de una Guerra milenaria, amamantada por la Naturaleza, pero criada en el odio nacido a raiz del miedo. La Guerra eterna entre el Tiempo y la Humanidad. Los dos dioses, unicos dioses en definición, que existen. Y los dos jamas se aliaran. A menos que sus agentes, nosotros, no como Humanidad, sino como cada uno de nosotros, luchamos por una eternidad que bien no es facil de conseguir, pero sí posible.

No existe Dios Moral, no existe una esencia que rija nuestros buenos actos. Pero sí existen nuestros corazones. Y hemos de otorgarlo, encontrar aquello que explote al maximo el poder de nuestro corazón. No solo para que seamos felices, sino para tambien term,inar cone esta guerra. Por que morir es terrible, pero peor es alimentar el odio de los dos Dioses en Guerra. Muramos o suframos en guerras, atentados, intereses perversos, delitos, tenemos que ser fieles a el arma que nos regaló sea nuestras personas queridas, el amor de tu vida, una imagen o un objeto, y acabar con esto.

Existen Guerras porque vivimos en una eterna.

Y hemos de luchar por finalizarla

Ni dejemos que el tiempo nos mate, ni permitamos que la Humanidad nos anule nuestro poder.
Animos.

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